SAULO DE TARSO SE CONVIERTE EN PABLO EL APÓSTOL

Esta es una historia real de cómo un hombre le dio su corazón y su vida al Señor Jesucristo de una manera muy inusual. Su nombre es Saulo, y el vino de una ciudad llamada Tarso. El era un hombre muy inteligente. El sabía todo acerca de la religión judía. Obedecía todas las reglas judías. El era un líder religioso y pertenecía a un grupo judío llamado los fariseos. Los fariseos eran muy cuidadosos en seguir cada regla en la ley judía. Andaban por ahí con largas túnicas y largas barbas con sus reglas atadas a sus túnicas, asegurándose que la gente las obedeciera.

Muchas veces ellos olvidaban, sin embargo, de cómo tratar a una persona con amor y compasión. Saulo de Tarso vivía cuando el Señor Jesucristo fue llevado de regreso al cielo. El Señor Jesucristo ya había muerto, fue sepultado, resucitó y ahora vive en el cielo.

Cuando el Señor Jesucristo vivía en la tierra, El hablaba seguido con los fariseos, explicándoles que no importa cuántas reglas sigan. Si no aceptan al Hijo de Dios en sus corazones y vidas, no irán al cielo. Ellos odiaban al Señor Jesucristo. Pensaban que la manera de ellos era la correcta.

Mientras tanto, porque Saulo era un fariseo, él iba a tratar de matar a todos los cristianos (a los que creían en el Señor Jesucristo como su Salvador y Señor). De hecho, el primer cristiano que fue apedreado a muerte fue Esteban (un hombre muy entregado que de verdad amaba a Dios y al Señor Jesucristo). Saulo accedió a que Esteban apedreado hasta la muerte.

Saulo pensó que hacía lo correcto, ¡pero Dios sabía que no! Después de que Esteban murió, Saulo fue al sumo sacerdote, pidiéndole que le diera cartas para poder ir a Damasco, al templo, a llevarse a todos los hombres y mujeres cristianos y traerlos atados a Jerusalén. El quería apedrearlos tal como lo hizo con Esteban que lo apedreó a muerte.

¡Saulo de Tarso estaba enojado! Estaba gritando y amenazando a muerte a todos los cristianos. (Nuevamente, creyendo con todo su corazón que hacía lo correcto.) Dios sabía lo que tramaba Saulo, ¡y que gran sorpresa le esperaba a Saulo de Tarso!

Mientras Saulo y sus hombres viajaban cerca de Damasco, de repente brilló una gran luz alrededor de Saulo. El cayó a tierra, y escuchó una voz del cielo que decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”

imagen que representa la conversion de Pablo el Apóstol

Saulo dijo: “¿Quién eres, Señor?”

Y el Señor le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Es imposible luchar contra mí.”

¡Saulo estaba asustado! De hecho, ¡estaba temblando! ¡El nunca había tenido una experiencia como esta antes!

Mientras estaba temblando, él dijo: “Señor, ¿qué quieres que haga?”

El Señor le dijo: “Levántate, entra en la ciudad, y allí te darás cuenta lo que debes hacer.”

¡Ahora, los hombres que viajaban con el estaban sin hablar! ¡Debieron haber estado temblando hasta los zapatos! ¡Escucharon una voz pero no vieron a ningún hombre! Saulo se levantó del suelo, y cuando abrió sus ojos, no podía ver. Estaba ciego. La Palabra de Dios nos dice que por tres días, no pudo ver. No comió ni bebió nada por esos tres días. Los hombres que viajaban con Saulo lo llevaron de la mano hasta Damasco. En Damasco, había cierto discípulo llamado Ananías. El Señor se le apareció a Ananías y le dijo: “Ananías.”

Ananías respondió: “Heme aquí, Señor.”

El Señor dijo: “Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, ve a la casa de Judas. Pregunta por Saulo de Tarso, porque él está orando. Él te vio en una visión viniendo hacia él y poniendo tus manos sobre él para que él pueda nuevamente recibir su vista.”

Es difícil, a veces, seguir las direcciones de Dios aunque sabemos que debemos hacerlo. Debemos entender que Dios nos ama mucho, y El sabe lo que es mejor para nosotros.

Ananías le dijo al Señor: “Señor, he oído muchas cosas malas acerca de este hombre y lo que le está haciendo a los cristianos nacidos de nuevo en Jerusalén.Tiene autoridad de los principales sacerdotes para matarnos.”

Pero el Señor le respondió: Ve! Este hombre es mi instrumento escogido para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y ante el pueblo de Israel. Yo le mostraré cuánto debe de padecer por mi nombre.”

Ananías obedeció al Señor. El fue a la calle que llamada Derecha. Entró a la casa de Judas, y cuando vio a Saulo, dijo: “Hermano Saulo, el Señor Jesús se me apareció y me dijo que viniera aquí para que pudieras, nuevamente, recibir tu vista y seas lleno del Espíritu Santo, el Poder de Dios.”

De inmediato, las escamas cayeron de sus ojos, y el recibió su vista y fue bautizado. El empezó a comer otra vez, y sus fuerzas volvieron a él. Saulo se quedó con los discípulos en Damasco por un tiempo.

De inmediato comenzó a predicar las buenas nuevas de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

Dios cambió el nombre de Saulo a Pablo (Pablo significa “pequeño”). Era pequeño para el mundo, pero hizo grandes cosas para Dios por medio de la fuerza del Señor Jesucristo. Pablo se convirtió en el primer misionero y verdaderamente trajo las buenas nuevas de nuestro Señor Jesucristo a los gentiles.

Para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:10-11 (VRVA)


Siervos Poderosos del Dios Vivo

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