Esta historia de la Biblia es acerca de uno de los doce discípulos del Señor Jesucristo llamado Felipe. Esta historia ocurre después de que el Señor Jesucristo murió y resucitó nuevamente el tercer día. El Señor Jesucristo ahora vive en el cielo y está sentado a la diestra de Dios, Su Padre.
Felipe acababa de terminar de predicar sobre el Señor Jesús en la ciudad de Samaria. Dios envió a un ángel a decirle a Felipe: “Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén hacia un lugar llamado Gaza.” Ahora, Gaza era un desierto. Felipe obedeció e hizo exactamente como el ángel le dijo.
Chicos y chicas, ¿recuerdan lo que leímos sobre Gaza? Era un desierto. No encontrarás a mucha gente viviendo en el desierto. Pero Felipe, cuando llegó a Gaza, vio a un eunuco del país llamado Etiopía. El eunuco tenía mucho poder el cual le fue dado por la reina Candace de Etiopia. El eunuco estaba a cargo de todo el tesoro de la reina.
La Biblia nos dice, chicos y chicas, que el eunuco había venido a Jerusalén a adorar, y ahora estaba de camino a su casa otra vez hacia Etiopía.
Mientras iba de camino a casa, el eunuco estaba sentado en su carruaje, leyendo el libro de la Biblia llamado Isaías.
Entonces el Espíritu Santo le dijo a Felipe: “Acércate al eunuco. Ve directo a su carruaje.”
Chicos y chicas, ¡Felipe obedeció! De hecho, ¡la Biblia nos dice que Felipe corrió hacia el eunuco! El escuchó al eunuco leyendo del libro de Isaías, el profeta. Felipe le dijo al eunuco: “¿Entiendes lo que estás leyendo?”
El eunuco respondió: “¿Cómo puedo entender a menos que alguien me ayude?” El eunuco entonces le pidió a Felipe que le ayudara a entender la Palabra de Dios.
Ahora, el lugar en la Biblia que el eunuco estaba leyendo decía esto: “Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, no abre su boca.”
“En su humillación no se le hizo justicia; ¿quién contará su generación? Porque su vida es quitada de la tierra.”
El eunuco dijo: “Te ruego que me digas, ¿de quién está hablando el profeta Isaías? ¿Isaías el profeta está hablando de sí mismo, o está hablando de algún otro hombre?”
Entonces Felipe abrió su boca, y en el mismo lugar donde el eunuco empezó a leer, ¡Felipe le predicó al eunuco sobre el Señor Jesucristo!
Qué maravillosa oportunidad tuvo Felipe de predicar sobre nuestro Salvador y Señor, Jesucristo!
Mientras Felipe y el eunuco viajaban juntos, llegaron a un lugar donde había agua. El eunuco le dijo a Felipe: “Mira, aquí hay agua. ¿Qué me impide ser bautizado?”
Felipe dijo: “Si crees con todo tu corazón en el Señor Jesucristo, puedes ser bautizado.”
El eunuco respondió: “Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.”
Chicos y chicas, en ese momento, el eunuco nació de nuevo — nacido de lo alto. El eunuco mandó a detener el carruaje, y Felipe y el eunuco ambos descendieron al agua. Felipe tuvo el gozo de bautizar al eunuco.
Cuando salieron del agua, el Espíritu Santo se llevó a Felipe a predicar a algún otro lado sobre el Señor Jesucristo. El eunuco nunca volvió a ver a Felipe otra vez. ¡La Biblia nos dice que el eunuco siguió su camino de regreso a Etiopía regocijándose por todo el camino!
Chicos y chicas, ¿no les gustaría estar tan felices como lo estaba el eunuco? Ustedes pueden. Todo lo que tienen que hacer es pedirle al Señor Jesucristo que entre a su corazón y en su vida y que los perdone de todos sus pecados. El Señor Jesucristo entrará en su vida y en su corazón. El quitara todo su viejo y sucio pecado, y les dará un corazón limpio, y van a nacer de nuevo, ¡nacidos de lo alto! ¡Eso es a lo que llamo verdadera felicidad!
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
Hechos 4:12 (VRVA)
Siervos Poderosos del Dios Vivo
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