SEGUIDME: PESCADORES DE HOMBRES

Cuando el Señor Jesucristo caminó sobre esta tierra, Él pasó sus últimos tres años predicando y sanando a la gente. El Señor Jesucristo anduvo haciendo el bien. El Señor Jesucristo le dijo a la gente que El es Dios y que El había descendido, en la forma de un hombre, a salvarlos de sus pecados.

¡El Señor Jesucristo también hizo muchos poderosos y maravillosos milagros! El Señor Jesucristo hizo al ciego ver, al sordo oír y al cojo caminar. ¡El Señor Jesucristo hizo al muerto resucitar!

Chicos y chicas, ¿quién podría hacer todos esos milagros? ¡Sólo Dios podría hacer todos esos milagros! La Biblia nos dice que el Señor Jesucristo es Dios. Esta historia, chicos y chicas, ocurrió en el principio del trabajo del Señor Jesús en la tierra.

Empecemos con la historia real de acuerdo a la Palabra de Dios: Justo después de que el Señor Jesús había sanado a mucha gente de diferentes tipos de enfermedades, fue a un lago llamado lago Genesaret. Muchas personas seguían al Señor Jesucristo. ¡Ellos querían escucharlo hablar y enseñar la Palabra de Dios a ellos!

En el lago Genesaret, el Señor Jesús vio dos barcas. Las barcas estaban varadas a la orilla del lago, pero los pescadores no estaban en las barcas. Los pescadores estaban en el agua lavando sus redes de pescar

El Señor Jesús se subió a una de las barcas que pertenecía a un hombre llamado Simón Pedro.

El Señor Jesús se sentó en la barca y pidió a alguien que empujara la barca un poco hacia el agua. El Señor Jesucristo entonces empezó a predicarle y a enseñarle a la gente.

¡Cuán sedienta estaba la gente de oír al Señor Jesucristo predicarles y hablarles sobre las cosas del cielo y de la tierra!

Chicos y chicas, ¿alguna vez se han sentido sedientos de Dios? ¿Alguna vez han sentido deseos de ver a Dios y conocer a Dios y decirle a Dios todo? Eso es tener sed de Dios. Están anhelando a Dios.

Chicos y chicas, la Biblia nos dice en Juan 4:14, que el Señor Jesucristo dijo, “Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.”

Cuando el Señor Jesús terminó de hablarle a la gente, le dijo a Simón Pedro, que era dueño de la barca: “Sal a la parte más profunda del agua y echa tus redes de pesca para una enorme cantidad de peces.”

Simón Pedro dijo: “Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada. No hay peces en este lago, pero porque tú dices que eche las redes en al agua, lo haré.”

Entonces los pescadores hicieron como el Señor Jesucristo les dijo, y echaron las redes al agua y, ¡vaya! ¡Qué sorpresa!

¡A la red de pesca vinieron una gran cantidad de peces! ¡Había tantos peces que la red se rompió! Llamaron a otras personas que estaban en otras barcas para que les ayudaran. Y las otras personas vinieron. Juntos, llenaron las dos barcas con peces. ¡Las barcas estaban tan cargadas con los peces que las barcas se empezaron a hundir!

imagen que representa la historia

Vaya! Qué milagro este. Chicos y chicas, justo ante sus ojos, el Señor Jesucristo (que es Dios), ¡creó montones de peces! Cuando Simón Pedro vio este milagro, cayó a los pies del Señor Jesús y dijo: “Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador.”

¡Todos estaban asombrados del gran número de peces que atraparon el día que el Señor Jesucristo les habló!

La Biblia nos dice, chicos y chicas, que Simón Pedro tenía otros dos amigos que eran también pescadores. Sus nombres eran Santiago y Juan. ¡Estos tres hombres estaban sorprendidos por lo que el Señor Jesús acababa de hacer por ellos!

El Señor Jesucristo les dijo: “No temas. Desde ahora serán pescadores de hombres.”

Cuando los tres habían traído las barcas de regreso a tierra firme, los tres hombres dejaron sus barcas, dejaron sus redes de pesca, dejaron todos los peces y siguieron al Señor Jesucristo desde ese día en adelante.

Simón Pedro, Santiago y Juan se convirtieron en los primeros seguidores del Señor Jesucristo. Desde ese momento en adelante, ¡pescaron hombres para Dios y para el reino de los cielos!

Chicos y chicas, ¿les gustaría “pescar” a otros chicos y chicas para Dios? Primero, deben ser limpiados de su pecado pidiéndole al Señor Jesucristo que entre a su corazón y a su vida.

Verán, chicos y chicas, el pecado es malo. El pecado es maldad. El pecado es enemigo de Dios. El pecado es del diablo.

Dios es santo. Dios es bueno. Dios es puro. Chicos y chicas, la Biblia nos dice en Romanos 5:8: “Mas Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Dios les ama tanto que envió a su único Hijo, el Señor Jesucristo, a morir por sus pecados. Si le piden al Señor Jesucristo que entre a su corazón y quite sus pecados, ¡El lo hará! El vendrá y les dará un corazón limpio. El quitará todos sus pecados. Ahora, ¡podrán ir al cielo!

El les dará un hermoso hogar en el cielo donde vivirán eternamente con El. ¿No es eso maravilloso? ¡Sólo Dios podría hacer eso! Entonces podrán “pescar” a otros chicos y chicas para Dios. ¡Serán los pequeños pescadores de hombres de Dios!

Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.
Mateo 4:19 (VRVA)

Siervos Poderosos del Dios Vivo

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