EL NIÑO JESÚS

¿Saben cómo vino el Señor Jesucristo al mundo? ¿Les gustaría saber cómo Dios mismo nos visitó hace muchísimos años? En esta historia de la Biblia, aprenderemos sobre cuánto nos ama Dios y cómo Dios nos envió un “pequeño regalo de amor” del cielo. Empecemos.

En el sexto mes del año judío, un ángel llamado Gabriel fue enviado por Dios del cielo a la tierra con un mensaje muy importante. Pensarían que por este importante mensaje, el ángel Gabriel iría a ver a las personas más importantes en la tierra, como a los reyes y reinas. Pero Dios, en su sabiduría, envió al ángel Gabriel a visitar a una joven judía muy especial llamada María que vivía en un pueblo llamado Nazaret en Israel. En ese tiempo, Nazaret era un pequeño pueblo muy pobre y sencillo. Ningún rey o reina vivía ahí, solo gente común y trabajadora. (Hasta aquí en nuestra historia, podemos ver como Dios está interesado en gente común de todos los días como ustedes y como yo ahora.)

Ahora bien, María estaba comprometida con un joven llamado José que era un carpintero. ¿Saben lo que hace un carpintero? Es correcto.

El construye y repara cosas como sillas y mesas con sus herramientas especiales como martillos y clavos. En esos días, un carpintero no ganaba mucho dinero, pero si pasaba largas horas trabajando muy duro. Fue a esta jovencita y a este jovencito que Dios mandó al ángel Gabriel. Dios iba a usarlos para hacer algo grande y poderoso que cambiaría al resto del mundo por siempre.

Chicos y chicas, debemos tratar de ser pequeños trabajadores para Dios. Dios se complace mucho cuando los ve ayudando y obedeciendo a su padre y a su madre. Obedeciendo a sus padres, Dios sabe que algún día, podrán ayudarlo a Él a hacer algo maravilloso también.

Un día mientras María estaba sola, Gabriel se le apareció. Podrán imaginarse lo asustada que María debió haber estado al alzar la vista y de repente ver a un ángel de Dios parado cerca de ella, pero el ángel le habló amablemente a María y le dijo: “Tú has sido escogida por Dios por tu fe. El Señor está contigo. No temas, María, porque el Señor Dios está muy complacido con tu vida. Darás a luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. Él será rey y reinará por siempre y para siempre, y Su reino no tendrá fin.”

María le preguntó al ángel: “¿Cómo podré tener un niño si no estoy casada? Nunca he tenido un bebé antes.”

El ángel respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder de Dios te cubrirá, y lo santo que ocurrirá cuando Dios te cubra será llamado Hijo de Dios. Nada es imposible con Dios.”

Hay veces en las que piensen que Dios no puede ayudarles con sus problemas. Puede que se les haya olvidado cuán grande es Dios, pero la Biblia nos dice en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Tratemos de recordar este importante hecho.

María respondió al Señor: “Soy la sierva del Señor. Obedeceré al Señor.”

Entonces Gabriel dejó a María. La Biblia dice que María se fue un tiempo a visitar a su prima Elizabeth. Mientras estaba ahí, María le dio a Dios toda la alabanza y toda la gloria por escogerla para ser la madre del Salvador de todo el mundo. María habló de todas las magnificencias que Dios hizo por el pueblo judío y cómo Dios ciertamente cuida del pobre y del necesitado. La Biblia nos dice en 1 Pedro 5:7: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.”

María se quedó por tres meses con su prima, Elizabeth, y después regresó a su casa. Mientras tanto, José estaba molesto que María iba a tener un bebé porque ellos aún no estaban casados. Pensó mucho acerca de lo que pasaría si todos se enteraran.

Mientras él pensaba en esto, cayó en un profundo sueño y empezó a soñar. En su sueño, un ángel del Señor se le apareció y le dijo: “No temas en recibir a María como tu mujer, porque Dios la ha escogido para dar a luz a un hijo, y tú, José, le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a Su pueblo de sus pecados.”

Cuando José se despertó, el creyó y obedeció al Señor, y se casó con María. Después de que se casaron, el gobernador de la tierra, llamado César Augusto, aprobó una ley que decía que todos en el mundo debían estar inscritos en un censo para que comenzaran a pagar impuestos. Para poder inscribirse, debían regresar al lugar de donde viene su familia. Como José era el marido, él y María regresaron al lugar natal de su familia, que era un pequeño pueblo entre las colinas llamado Belén.

Dios planeó desde el principio que José y María regresaran a Belén antes que el bebé Jesús naciera, pues José era de la misma familia que el rey David. ¿Se acuerdan de él?

La Biblia nos dice que el Señor Jesucristo nacería de la misma familia que el rey David. El rey David también nació en Belén. Dios nunca miente.

Luego de inscribirse, María estaba lista para dar a luz al Hijo unigénito de Dios, el Señor Jesucristo. A causa de todo el pueblo que estaba en Belén, no pudieron encontrar un lugar para quedarse en el mesón, así que tuvieron que ir a quedarse a dormir en el pesebre. Un pesebre es donde tienen a los animales como a las ovejas, cabras y asnos. En un pesebre, encontrarán paja para los animales. Aquí fue donde, en esa hermosa noche estrellada que Dios creó, el bebé Jesús vino al mundo. María envolvió a su recién nacido en paños, pues era todo lo que tenía. Lo acostó en el pesebre donde los animales comían su alimento.

imagen que representa el Niño Jesus

¿Pueden comenzar a entender como el Dios Todopoderoso nos ama, tanto que se humilló a Sí mismo para que tú y yo podamos ir un día al cielo a vivir con El?

En esa noche especial y gloriosa, vinieron pastores de ovejas a visitar al niño Jesús. Un gran número de ángeles aparecieron de repente en el cielo y comenzaron a alabar a Dios diciendo: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad al hombre.” Los sabios vinieron desde lejos trayendo al niño Jesús tres preciosos presentes: El oro nos habla del Señor Jesucristo siendo rey para siempre; el incienso es un dulce perfume, y nos habla que la vida del Señor Jesucristo era como un dulce perfume a Dios. (Lucas 3:22 nos dice que Dios dijo: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido.”) Mirra es una planta amarga, que significa que la planta sabe horrible, y no querrías comerla. Ese regalo nos habla de cómo el Señor Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados. El tomó tú lugar y mi lugar para que pudiéramos al cielo con El.

Lo más maravilloso que puedes hacer en todo el mundo por Dios es dejar que el Señor Jesucristo entre a tu corazón y vivir toda tu vida para El. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

Recordemos agradecer al Señor Dios por cuidarnos y amarnos muchísimo.

Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.
1 Timoteo 1:15 (VRVA)

Siervos Poderosos del Dios Vivo

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