DAVID Y GOLIAT

La historia de David y Goliat es una de las historias más conocidas de la Biblia. Es la historia de un joven pastor de ovejas llamado David y un gigante filisteo llamado Goliat. Primero vamos a aprender un poco acerca de cada uno de ellos.

David venía de un pequeño pueblo en Israel llamado Belén. ¿Quién más sabemos que nació en ese pueblo en una gloriosa noche estrellada? Fue el bebé, el Señor Jesucristo que vino a salvarnos a cada uno de nosotros del pecado.

La familia de David fue considerada pobre. Los pastores de ovejas eran de los más pobres en ese tiempo. El padre de David se llamaba Isaí. Isaí tenía muchos hijos de los cuales David era el menor. Uno de los deberes de David era apacentar al rebaño de su padre. Lo llevaba a verdes pastos y se aseguraba que tuvieran suficiente pasto para comer y agua para beber. Estoy seguro que fue durante estos momentos de tranquilidad, que el compartió muchas horas con el Señor—hablándole y cantándole cantos a El.

La Biblia nos dice que David era un joven bien parecido y muy consagrado. David amaba al Señor. Quería obedecer al Señor Dios. ¿Quieres tu obedecer al Señor Dios?

Los israelitas tenían un gran enemigo durante la vida joven de David y eran los temidos filisteos. Los filisteos y los israelitas iban seguido a batalla juntos. Pero un día algo diferente pasó.

Un gigante apareció al ejército de Israel. Su nombre era Goliat. Venía de un lugar llamado Gat. ¡Era impresionante y solo con una mirada te espantaba! El descendía de la montaña al valle cada día proclamándole a Israel: “Escogeos un hombre y que venga contra mí. Si es capaz de pelear conmigo y matarme, entonces seremos vuestros siervos; pero si yo lo venzo y lo mato, entonces seréis nuestros siervos y nos serviréis. Hoy desafío al ejército de Israel; dadme un hombre para que pelee conmigo.”

Cuando el rey Saúl y todos los hombres de guerra escucharon estas palabras, se desanimaron mucho y perdieron la esperanza. Estaban tan aterrorizados que nadie, ni siquiera el rey Saúl, respondería al desafío de Goliat. Esto continuó día tras día.

Un día, vino el joven pastor de ovejas de Belén. David fue enviado por su padre a ver cómo estaban sus hermanos pues todos estaban en el ejército del rey. Mientras hablaba con sus hermanos, Goliat descendió al valle y dio a conocer su desafío nuevamente al ejército de Israel. David escuchó las palabras de este gigante. Se enojó con Goliat. ¡¿Cómo se atreve el a deshonrar y maldecir a los ejércitos de Israel?!

Los siervos del rey Saúl oyeron las palabras de David y corrieron a decirle al rey Saúl. El Rey Saúl mando a llamar a David. David le dijo al rey: “No se desalienten ni pierdan la esperanza a causa de Goliat. Yo iré a pelear con este filisteo.”

Saúl dijo: “Tú no puedes pelear con Goliat. Eres muy joven y él es un hombre de guerra.” David le dijo al rey Saúl sobre sus experiencias como pastor de ovejas y de cómo había matado a un león y a un oso con sus propias manos y si el Señor lo había protegido de esos animales, ciertamente el Señor lo protegería contra un gigante que maldice el nombre del Dios vivo.

Con esto, Saúl hizo a David ponerse su propia armadura y un yelmo de bronce fue puesto en la cabeza de David. Pero David le dijo a Saúl: “No puedo usar esta armadura. No estoy acostumbrado a ella y no he aprendido a pelear con ella puesta.” Entonces él se quitó la armadura y con un cayado y una honda en su mano, fue a escoger cinco piedras lisas del arroyo y las puso en el saco de pastor, y se fue a encontrarse con el impresionante gigante de Gat.

Se imaginarán lo insultado y enojado que estaba Goliat cuando vio a este joven pastor de ovejas en sus ropas de pastor ¡armado y listo camino a batalla con el gigante de Gat!

imagen que representa la historia

El filisteo maldijo a David por sus dioses, la Biblia dice. Goliat le dijo a David: “Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.”

Pero David, fortalecido en el Señor, le respondió a Goliat, “Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, el ejército a quien tú has maldecido. Este día el Señor te entregará en mi mano, y yo te derribaré. Y daré hoy tu carne a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay Dios en Israel, pues el Señor no libra ni con espada ni con lanza; porque la batalla es del Señor y El os entregará en nuestras manos.”

Entonces el gigante filisteo se levantó y se acercó David y David corrió hacia Goliat, tomo una de las cinco piedras y con su honda la lanzo directo a Goliat y la piedra se hundió en la frente de Goliat, que no estaba protegida, y Goliat cayó a tierra sobre su rostro. David entonces corrió hacia Goliat, desvainó la espada del gigante y lo mató y cortándole la cabeza.

David venció sobre el filisteo y el cadáver de Goliat fue dado a las aves del cielo y las fieras de la tierra.

Aquí hay un perfecto ejemplo de un joven siendo criado en las enseñanzas y caminos del Señor Todopoderoso—habiendo confiado plenamente en Dios en todo, nunca dudando. Por su fe, Dios contestó su oración y usó a David para mostrarle a todo Israel y a los filisteos las grandes cosas que Dios puede hacer en la vida de una persona que confía en El. Dios va a usarte a pesar de tu edad, apariencia, pasado. El mira el corazón.

Inclinemos nuestro rostro y pidamos al Señor con un corazón verdadero, si El nos ayudaría a ser más fieles a El y a usarnos como usó a David para demostrar Su poder a las personas que no tienen el amor del Señor Jesucristo en sus corazones y vidas.

Ten fe en Dios.
San Marcos 11:22 (VRV)

Siervos Poderosos del Dios Vivo

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