¿Recuerdas la historia de Noé y el arca? Ahí fue cuando Dios abrió los cielos, y por cuarenta días y cuarenta noches, las aguas bajaron en tremendas cantidades y llenaron la tierra. Todo y todos habían muerto, excepto Noé y su familia. Ellos se mantuvieron a salvo dentro del arca. Le tomó a Noé ciento veinte años para construir el arca, y toda la gente de la tierra tuvo la oportunidad de salvarse, pero no quisieron que Dios viniera a sus corazones.
Todavía hoy en día, muchas personas no quieren a Dios en sus corazones, aunque han oído como el Señor Jesucristo murió por sus pecados.
¿Sabes por qué toda la gente en la tierra tuvo oportunidad de salvarse cuando Noé estaba construyendo el arca? Fue porque todos vivían en la misma parte de la tierra. Todos vivían cerca unos de otros, y ninguno pensó en irse a otro lado de la tierra.
Cuando el diluvio cesó, Noé y su familia salieron del arca y se establecieron, una vez más, en cierta parte de la tierra. Aquí es donde comienza la historia de la Torre de Babel.
Noé tenía tres hijos: Sem, Cam y Jafet. De estos tres hijos, nacieron diferentes tipos de personas, por ejemplo los griegos, los sirios, los armenios, los alemanes, los rusos, etc. Cada raza o tipo de personas tenían su propio rey y nación. Aunque había muchos tipos de personas, todos hablaban la misma lengua. Esto es porque, como leímos antes, todos vivían cerca.
Uno de estos reyes se llamaba Nimrod. La Biblia nos dice que el rey Nimrod era un rey perverso y se rebeló contra Dios.
Podemos empezar a ver que después del diluvio, el pecado ha venido una vez más a la tierra y a los corazones y mentes de todos. La Biblia nos dice que solo hay una manera de deshacernos del pecado. Pidiendo al Señor Jesucristo entrar a tu corazón y quitar tu pecado, pues verás, el Señor Jesucristo es el perfecto Hijo de Dios que vino al mundo a morir por tus pecados para que puedas entrar al cielo. Si El no hubiera muerto en la cruz por tus pecados, nunca podrías ir al cielo. Aún estarías lleno de pecado, y no hay pecado en el cielo. Romanos 3:23 nos dice “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” y Romanos 5:8 nos dice “Pero Dios demuestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” ¿Puedes ver lo mucho que Dios te ama y quiere que vayas al cielo?
Pero el rey Nimrod aborrecía a Dios, y él hizo a su pueblo a hacer cosas terribles mientras Dios estaba viendo. Era un rey orgulloso y realmente pensaba que era como Dios. Pensaba que podía hacer las mismas cosas que Dios podía hacer. Si, el rey Nimrod tenía un plan, y él iba a mostrarle a Dios que era más grande que Dios.
Mandó a todas las personas de la tierra, incluyendo a todos los reyes y a él mismo, a moverse a una llanura de la tierra en el país de Sinar. Después de que todas las personas de la tierra, incluyendo a todos los reyes y a él mismo, se movieran hacia este lugar de la tierra en el país de Sinar, el rey Nimrod puso su plan en acción.
Ordenó a todos decir“ Vamos, fabriquemos ladrillos. Coceremos el ladrillo y haremos piedra y mezcla. Luego edificaremos una ciudad y una torre. La cúspide de esta torre llegará hasta los cielos. Después de edificar esta enorme ciudad y torre, pensaremos en un gran nombre para nosotros. Así si algo nos pasa, nadie olvidará nuestro gran nombre. Seremos tal como Dios.”
El rey Nimrod realmente que sí sabía cómo hacer al pueblo “sentirse bien,” ¡y comenzaron a edificar! Pero olvidaron la parte más importante de todo—Dios. La Palabra de Dios nos dice en Salmos 127:1 “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican.”
En otras palabras, la casa nunca se podrá edificar sin importar cuanto lo intentes si dejas a Dios fuera de tus planes. Eso es exactamente lo que hizo el rey Nimrod. Excluyó a Dios de su plan. (Recuerda, el rey Nimrod aborrecía a Dios.)
La Biblia dice: “Y el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres.” Y Dios dijo al Señor Jesucristo y al Espíritu Santo: “Todos hablan la misma lengua. Miren lo que están haciendo las personas de la tierra. Ahora seguirán teniendo ideas más perversas y no cesará su maldad. Vamos, bajemos y allí confundamos sus lenguas para que nadie entienda lo que el otro está diciendo.”
¡Qué milagro el que hizo Dios ese día! Le dio a cada persona una lengua diferente para hablar. Ese día, se detuvo la construcción porque nadie entendía lo que el otro decía. Empezaron a desplazarse y habitar en distintas partes de la tierra. Por eso es que hoy vemos muchos pueblos distintos con lenguajes diferentes por todo el mundo.
Dios nombró la torre que el rey Nimrod y todo el pueblo edificó la Torre de Babel. La palabra Babel significa “El Señor confundió la lengua de toda la tierra.” De esa área o lugar específico donde todos vivían, Dios los esparció a todos por toda la faz de la tierra.
No puedes excluir a Dios de tu vida. El mira y sabe todo lo que haces y dices. Leamos Isaías 40:21-31: “¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿No os lo han anunciado desde el principio? ¿No lo habéis entendido desde la fundación de la tierra? El es el que está sentado sobre la redondez de la tierra, cuyos habitantes son como langostas; El es el que extiende los cielos como una cortina y los despliega como una tienda para morar. El es el que reduce a la nada a los gobernantes, y hace insignificantes a los jueces de la tierra. Apenas han sido plantados, apenas han sido sembrados, apenas ha arraigado en la tierra su tallo, cuando El sopla sobre ellos, y se secan, y la tempestad como hojarasca se los lleva. ¿A quién, pues, me haréis semejante para que yo sea su igual? —dice el Santo. Alzad a lo alto vuestros ojos y ved quién ha creado estos astros: el que hace salir en orden a su ejército, y a todos llama por su nombre. Por la grandeza de su fuerza y la fortaleza de su poder no falta ni uno. ¿Por qué dices, Jacob, y afirmas, Israel: Escondido está mi camino del Señor, y mi derecho pasa inadvertido a mi Dios? ¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable. El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.”
Gracias amado Padre celestial por enviarnos a Tu Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados y darnos vida eterna para estar para siempre contigo en el cielo. Gracias por amarnos tanto.
Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro.
Isaías 45:22 (VRVA)
Siervos Poderosos del Dios Vivo
Copyright © 2016 Lois M. Bitler. All rights reserved.